Reciprocidad en la Identificación 

Jacob A. Loewen (1964),  traducido por Moisés Chacón

Resumen de un artículo ‘clásico’ en el libro,  Culture and Human Values: Christian Intervention in Anthropological Perspective, pp.27-42.  

La idea de la reciprocidad en la identificación se manifiesta en por lo menos tres áreas definidas:

  • el intercambio de las comodidades materiales de los participantes;
  • una buena voluntad por parte de ambos a conocer y ser conocido; 
  • y un reconocimiento, así como también, respeto recíproco por la dignidad y el estatus individual.

Muchos misioneros preocupados se preguntan a sí mismos y a otros, ‘¿Cuál es una meta realista en materia de identificación? ¿Para qué debo esforzarme?’. Ha sido adecuadamente demostrado que ‘volverse nativo’, el intento de la identificación absoluta en el nivel de vida, de ninguna manera, garantiza la identificación interna. De hecho, esta clase de identificación falsa puede ciertamente cerrar las puertas para una relación recíproca. Por otro lado, el permanecer distanciado es igualmente cuestionable.

Mientras visitaba Latino América, le pregunté a un misionero si un extranjero debía aceptar la única cama en un hogar nacional cuando las circunstancias lo obligaban a quedarse con una familia nacional. Esta persona sintió que el misionero debía ser humilde y suficientemente respetuoso para no usar, él solo, una cama en la cual normalmente dormiría toda la familia. Así, con mayor indagación nos convencimos de que ese respeto profesado fue realmente sólo racionalización. Una razón más básica era que él no quiso realmente hacerse íntimo con los nacionales.

Siendo respetuoso cuando estuvo en sus casas, él estuvo intentando convencerlos de que ellos debían ser respetuosos y no esperar usar su cuarto para huéspedes cuando ellos fueran a visitar su residencia.

El intercambio de comodidades

Durante el verano de 1959 cuando David Wirsche y yo estábamos probando los materiales para alfabetizar a los de lengua ¨Epera¨ en la localidad de Jaque, ambos misioneros y la gente Choco se encontraban para su día de trabajo en la casa de F.Glenn Prunty. Al mediodía, los maestros misioneros y los estudiantes compartían el almuerzo, el cual consistía en ambas comidas, tanto de los misioneros como los nacionales. Después de las clases de la mañana mientras el almuerzo era preparado, ambos misioneros y los nacionales irían al océano, donde los nacionales intentarían enseñar a los extranjeros como correr las olas. Fue una fuente de gran diversión para los nacionales, el ver como los misioneros eran hundidos por las olas una y otra vez. Pero gradualmente hasta que ellos ganaron algo de eficiencia, los nacionales realmente se pararon y los animaron, alegres de que habían podido enseñarles algo a estos maestros extranjeros. Al final del día de escuela los misioneros y nacionales tomaron una hora para jugar voleibol, una nueva experiencia para los nacionales. Las reglas tuvieron que ser modificadas un poco para conseguir que participaran, pero aprendieron gradualmente a jugar en forma muy respetable el voleibol

En éste contexto, Aureliano (un líder Choco) averiguó sobre el costo del viaje del misionero a Panamá. Cuando supo el monto dijo, ‘Bueno, puesto que le he dado mi mano a Dios y estoy andando en Su camino y ya no bebo más, ahora puedo ahorrar suficiente dinero de mis cortes de banana para ir a visitarles en los Estados Unidos’. Y esto es exactamente lo que hizo.

Durante su estadía en Hillsboro, Kansas, él ocupó el cuarto de huéspedes y participó en todas las actividades de la familia norte Americana. Siempre que él necesitaba ir a la ciudad a hacer algunas compras, lo llevé en mi auto. Cuando su ropa necesitó lavarse, mi esposa lavó sus camisas y otras cosas por él. El comió la comida servida a la mesa aun cuando había algunas cosas, como ensaladas, que no le gustaban. El fue un huésped muy agradable, y su oración de despedida fue tener la oportunidad de hospedarme en su casa en Panamá, de manera que él y su esposa pudieran compartir sus cosas en la misma forma que lo habíamos hecho con él.

Nuestro recibimiento, in 1961, en el hogar de Aureliano fue casi abrumador. El nos ayudó a colgar nuestras hamacas, colocó otras mesas para nuestro trabajo y trajo agua para lavarnos y afeitarme en la casa. Mientras que en ‘la tienda’ echábamos ciertos artículos para comprar, Aureliano asumió la carga de la provisión por todo el período de nuestra visita. Una tarde cuando   fui al río a lavar mis camisas, él animado y también casi decepcionado, me dijo ‘Cuando yo estuve en tu casa, tu esposa lavó mis camisas, así que cuando tú estas en mi casa, mi esposa lavará tus camisas’. Cuando intenté pagarle por el uso de la canoa en la cual habíamos estado viajando, él dijo, ‘Nunca me cobraste por llevarme en tu auto por la ciudad cuando estuve en tu país; y ciertamente tu no esperas que te cobre cuando estas en mi casa.’

La Voluntad a Conocer y ser Conocido

Una continua disposición para aprender debe ser motivada por una genuina preocupación y profundo aprecio por una forma de vida que es diferente de la propia. Por otro, lado una barata aproximación romántica superficial, que habla ¨efusivamente¨ sobre las ‘cosas nativas’ como si ellas fueran novedades muy pintorescas, llevará a la distancia psicológica en vez de proveer reciprocidad. Nadie quiere ser visto o respetado ligeramente.

Un misionero en África Occidental, puso en práctica de forma regular durante su evangelismo itinerante, el detenerse en una villa por varios días y noches para averiguar sobre las creencias locales acerca de Dios, antes de intentar llevar su mensaje. Luego de haber explicado su forma a él, los ancianos invariablemente le pedían al misionero que les explicara su fe. El misionero estaba convencido que a fin de poder hablar efectivamente con la gente acerca de Dios, primero él tendría que entender la manera de pensar de ellos.

El misionero es un extranjero y permanecerá como tal. El debe constantemente ser un aprendiz aun cuando ya sepa mucho sobre el idioma y la forma de vida de la gente. El punto de preocupación en el aprendizaje, no es tanto maestría absoluta, sino el progreso. Tal progreso en lenguaje y entendimiento cultural son a menudo muestras externas visibles de la identificación interna. Pero debe haber una buena voluntad también de ser conocido. Esto requerirá disposición a sacrificar la privacidad. Muchas culturas, como en el occidente, han desarrollado una real obsesión por privacidad de vida y la persona. Sentimos que no es cortés preguntar por la cantidad de dinero mensual que una persona recibe. Pero revelar esto puede ser exactamente el precio que debemos pagar si queremos conocer y ser conocidos, si queremos establecer una relación recíproca con los individuos de diferentes culturas. Como muy convenientemente Hielen Lageer dice, ‘el evangelio es siempre fácil de dar, pero es la comunicación de nuestras almas lo que cuenta y lastima.’[i]

Durante la visita de Aureliano a los Estados Unidos, él se tomó la libertad de preguntar sobre el tipo y monto de nuestros ingresos, el monto de dinero que pagábamos por nuestra casa, fuese propia o alquilada, cuanto costaba mantener el auto, y así sucesivamente. No fue fácil ser abierto y honesto acerca de nuestro ingreso, la cantidad total de nuestro gasto, la cantidad que pagamos en diezmos, etc. En nuestra visita de vuelta en 1961, durante un culto de comunión (santa cena), nos sorprendió escuchar que Aureliano usaba nuestros ingresos y una detallada lista de nuestros gastos como su punto de partida para hacer un llamado a los voluntarios nacionales de ir a testificar a la gente en otras partes. El concluyó, “Ven ustedes él realmente no tiene suficiente dinero extra para venir aquí; pero cuando lo hace, él no viene por diversión, viene porque quiere que nosotros que somos sus amigos conozcamos a Dios, de manera que también nosotros podamos andar en el camino de Dios y hacer lo que Dios quiere que hagamos.” Como resultado de este testimonio uno de los hombres de Choco no sólo se ofreció sino que realmente, a la mañana siguiente salió para llevar al mensaje a una aldea ubicada varias horas río abajo.

Esta voluntad de conocer y ser conocido tendrá que definitivamente ir más allá de lo meramente externo, más allá de aquella clase de identificación superficial de saludo cortés para con la gente cuyos nombres ni siquiera sabemos. Para conocer y ser conocido, y desarrollar una genuina relación recíproca, debemos ir más allá de aparentes expresiones de interés a una actitud genuina del corazón. Hubo una misionera norteamericana que tuvo verdadera dificultad en aceptar a nacionales en el lugar sagrado privado de su residencia misionera. Pero ella hizo esfuerzos extra para invitarles a su casa los domingos en la tarde a tomar una taza de café. Un día un grupo de estos nacionales visitaba nuestro hogar y uno de ellos dijo, ‘Usted sabe, nunca hemos podido entrar en el hogar de esa mujer.’ No entendiendo completamente el impacto de esa declaración, corregimos al que hablaba. ‘Pero tu has tomado café allá con nosotros justo el domingo pasado’. ‘Si’ respondió el nacional, ‘hemos estado en su casa, pero ella nunca ha abierto su hogar a nosotros. Ella está cerrada para todos los nacionales.’

Nuestra voluntad de conocer y ser conocidos tendrá que ser individual y personal. Muy a menudo exhibimos un tipo piadoso de humanitarismo, aquel que ama a ‘todos los nacionales’ excepto cuando se trata de la identificación con algún individuo. Tendremos que estar dispuestos a quitarnos las máscaras culturales personales y permitir a otros individuos conocer quien y qué somos. Sólo entonces ésta persona también podrá revelar quién y qué es él. Este tipo de genuino compartir, transparencia o reciprocidad es completamente rara.

Para conocer y ser conocido se requiere un flujo de comunicación en ambas direcciones. La comunicación que ocurre en solamente una dirección es hacia abajo, de superior a un inferior. Es muy difícil para que un inferior y un superior mantengan una relación recíproca. David Wirsche, en el curso de enseñar un poco de aritmética a la gente Choco, había intentado explicar el concepto de cero. Él había pasado un número de horas en varias ocasiones intentando explicar esta necesidad matemática ilusoria antes de que Aureliano finalmente agarrara el concepto. Esto sucedió justo cuando fueron llamados a almorzar. Cuando llegaron a la casa para comer, Aureliano dijo, ‘Dios ha hablado esa mañana. El nos ha dicho qué es cero.’ Después de la oración, se volteó hacia Wirsche y dijo, ‘Ahora si alguna vez usted quiere explicar el cero a otra gente Choco, usted debe explicarlo como esto…’

El misionero que quiere comunicar buenas noticias tendrá entonces que pasar tiempo—a menudo muchas horas— escuchando las preocupaciones, temores, y supersticiones de su audiencia. Al comienzo esto pueda parecer una perdida de tiempo. Sin embargo, una vez que reconocemos que todo testimonio genuino es realmente un diálogo, nos daremos cuenta lo importante de la etapa del escuchar en el establecimiento de una relación de reciprocidad con gente de otras culturas.

El Reconocimiento de la Dignidad y Estatus Individual

Una tercera lección en mi relación con una gente pre-alfabetizada, fue aprender a respetar su acercamiento a la realidad y la sociedad, como igualmente válida a la mía. Tal reciprocidad se extendió incluso a los olores de nuestros respectivos cuerpos. Recuerdo que Aureliano preguntándome si le llevaría tiempo para volver a oler como un Choco una vez que regresara a su pueblo. ‘Ahora’, él dijo, ‘Apesto así como el resto de usted a americanos.’ Para Aureliano la visita a U.S. significó la ampliación de su concepto de gente. Luego de una reunión interracial de oración la cual disfrutó mucho, él confesó, ‘Si nosotros podemos orar juntos así, entonces ustedes y yo somos realmente más Epera [miembros de la misma tribu] que con los Choco quienes no andan en el camino de Dios.’

Con nuestro aparataje tecnológico, muchos de nosotros podemos estar engañados pensando en nuestra forma de vida, como una enteramente superior. Si agregamos a esto nuestros grandes recursos financieros, nuestra amplia experiencia educacional, y nuestro más profundo conocimiento de la historia, es tan fácil para nosotros en forma etnocentrista concluir que somos, en verdad superiores! Tal inflada auto imagen permite al extranjero sentirse justificado para demandar atención inmediata por oficiales, o sentir que los nacionales son irrespetuosos o ‘disputadores’ acerca de la autoridad y el estatus.

Soltau provee un ejemplo de una actitud recíproca positiva en el misionero que visitó a un notable anti-Cristiano Confucionista. Los últimos invitaron al misionero a entrar y sentarse en el suelo. El misionero intentó tener algunas palabras con el saludo, pero el hombre pareció no prestarle mucha atención a él. Durante una hora y media el erudito confucionista discurrió solamente con otro visitante. Finalmente el misionero se fue, sintiéndose como un completo fracasado. Para su sorpresa, los cristianos nativos vinieron a hablarle el siguiente día diciendo, ‘Anoche usted realmente hizo un amigo. El erudito está yendo por toda la villa, diciendo a todos que usted es uno de los individuos más humilde y respetuoso que él haya jamás visto, porque hizo que ustedes sentara en el suelo por un largo tiempo y usted no se puso enojado.’[ii]

Wirsche reporta un más rápido y angosto escape, cuando el estaba por comenzar un programa de alfabetización en la casa de Lucas, un creyente que lo había invitado a él con ese propósito. En una inspiración repentina, él decidió llamar al Jefe, que era anciano y ciego, para pedir su permiso con el fin de dirigir el trabajo de alfabetización en el área, también para consultarle en cuanto a como establecer el programa, y obtener su consejo sobre individuos que pudieran ser potenciales maestros para enseñar a otros a leer. El Jefe, quien había esperado que el misionero pasara por encima de él, estuvo muy contento cuando el misionero fue a buscarlo. El dijo, ‘Si usted quiere cooperar con nosotros, nosotros le ayudaremos en cualquier forma que podamos.’ El asignó un hogar, proveyó para las necesidades y también designó a varios individuos como los potenciales maestros para otros. El agregó, ‘Si usted hubiese trabajado con aquel otro individuo, que realmente no está andando en el camino de Dios, como él dice, nosotros no hubiéramos cooperado con usted.’

Una de las cosas más resaltantes en nuestra relación con los indígenas Choco por la cual estamos muy agradecidos hoy, son las numerosas ocasiones en las que hemos podido practicar reciprocidad en la hospitalidad. Durante mi visita en 1956, mi informante Choco y yo dormimos juntos en el cuarto de huéspedes del hogar de los Prunty. Nosotros trabajamos y compartimos juntos. Todas las tardes a las cuatro fuimos a nadar juntos. Estas sesiones de natación juntos resultaron ser algunas de las más fructíferas sesiones de información. En la relajada atmósfera mientras caminábamos y jugábamos juntos, mucho entendimiento sobre la manera de pensar Choco fue ganado.

Durante nuestros últimos años en Cali, Colombia, dónde recibimos muchos visitantes nocturnos en nuestro hogar, a menudo se nos acababan las camas. Estas circunstancias nos empujaban a prestar respeto adicional a la persona cuya posición social era más precaria. Si involucraba a un misionero y a un nacional, el misionero dormiría en el piso. Si involucraba a una persona blanca y una negra, la persona negra dormiría en la cama.

Un compañero misionero reportó que una de las familias líderes en la comunidad sufrió una vergüenza muy humillante. La hija mayor de ellos, quién había estado asistiendo a la Escuela Bíblica, como preparación para luego ingresar al entrenamiento de enfermeras, resultó estar embarazada de un bueno para nada que transitoriamente había venido a la comunidad. Los padres fueron a esconderse, socialmente muy avergonzados delante de toda la gente en la comunidad y especialmente delante de los misioneros extranjeros quienes les habían ayudado a obtener educación para la muchacha. Los misioneros les enviaron un mensaje diciendo que, como sus amigos querían que compartieran su carga con ellos. Entonces los dolidos padres pudieron venir a la casa de los misioneros y derramar su corazón. Juntos, misioneros y padres pidieron a Dios dirección en esta muy dolorosa experiencia. Esta familia se convirtió en una de los más leales apoyos en la comunidad.

Una vez en la orilla del Océano Pacifico, Aureliano y yo estuvimos hablando sobre algunas de nuestras mutuas tentaciones de trabajo. Esta observación de las tentaciones del misionero fue de tanto ánimo para él, que más tarde, le dio una palmada a David Wirsche en la espalda diciéndole, ‘David, yo sé que soy un cristiano. Tiger (el autor) y yo tenemos los mismos tipos de tentaciones.’ Un tiempo más adelante, durante un problema por el poder entre Aureliano y otro potencial líder en la tribu, el rival acusó a Aureliano de haber hecho cosas impropias a una mujer. Palabras de esto llegaron a nuestros oídos en Hillsboro, Kansas. A través de una grabación de audio, Aureliano me recordó sobre nuestra conversación juntos sentados en un tronco en la orilla del Océano Pacifico, y comprometiéndonos en servir a Dios a pesar del costo que tuviera. De repente la voz se hizo más fuerte mientras se acercó al micrófono. ‘Tiger, realmente fue en serio lo que dijiste cuando nos sentamos en aquel tronco y juntos prometimos que seríamos fieles a Dios? Bueno, quiero que sepas que para mí fue tan serio así como lo fue para ti. La gente pudiera acusarme de hacer cosas… Yo sé que cometí un error al caminar junto con esas mujeres, pero también se que no lo hice en la forma que ellos dicen. Si quieres creer sus acusaciones, tú puedes simplemente hacerlo. Pero, quiero decirte de hombre a hombre que, yo todavía estoy tan serio en mi compromiso con Dios, así como tu lo estabas cuando nos sentamos en aquel tronco juntos.’ 

Eugene Nida dice que, en otra cultura, el misionero nunca debe entrar en la arena del cambio cultural como uno de los promotores principales, o litigantes, pero como un ‘amigo de la corte’[iii], como uno que respeta la sabiduría y responsabilidad de la sociedad para decidir qué será lo mejor para ella misma. Como el amigo de la corte, él puede demostrar mejor que acepta a los cristianos nacionales como co-herederos del reino del padre y recipientes iguales del Espíritu Dios.

No hay una formula simple o modelo para entender bien sea la cultura propia o aquella de otro. Todavia el crecer en entendimiento es possible, y hay maneras de evitar las ‘trampas’ del chauvinismo, romanticismo, arcadianismo y escepticismo descrito por Nussbaum. Caracteristicas de humildad y curiosidad son de ayuda. Reconocer que las culturas son plurals y no estaticas tambien es esencial. Sin embargo el entendimiento de otra cultura tambien es afectado por el proposito y metodo de estudio.

Las sugerencias presentadas por Nussbaum pueden ser de ayuda a un estudiante universitario en cuanto a ganar un entendimiento conceptual de otras culturas. Pero la verdadera cultivacion de entendimiento acerca de otras culturas debe involucrar tanto experiencias practices asi como adaptacion social, haciendo amistades y el aprendizaje del idioma mediante la inmersion en otra cultura. En mi experiencia, la gente de una cultura dominante en una sociedad multi-cultural tienen mayor dificultad venciendo el descriptivo y normal chauvinismo, que quienes vienen de una cultura ‘minoritaria’ y no tienen otra opcion sino adaptarse a la cultura ‘mayoritaria’. Esta experiencia, a menudo produce mayor calidad de entendimiento que cualquier cantidad de curiosidad academica desarrollada por miembros de la cultura dominante.

Es esto possible para estudiantes universitarios?, o deberan ellos esperar hasta que su entrenamiento universitario culmine?. Mi propio aprendizaje sobre otras culturas comenzo durante mis años de universitario: a traves del asistir a una iglesia ‘negra’ en Chicago y viviendo durante un verano en Harlem, Nueva York. El creciente caracter ‘multi-cultural’ de las ciudades Norte Americanas y Holandesas ---incluyendo la presencia de muchas iglesias ‘etnicas’--- hace posible esta practica de aprendizaje. Programas de intercambio estudiantil o de servicio voluntario por uno o dos años tambien puede ser incorporado en el estudio de otras culturas.

El modelo de ‘valores basicos’ de Mayers y Smith ha probado ser una herramienta provechosa para un aprendizaje cultural practico con la meta de participacion adaptada. Este no presenta un cuadro completo o final de una sociedad. Este trabajo presenta los intentos de un Anglo-Americano viajando en Holanda por 30 años para aprender y adaptar. A traves de los años, mis conclusiones tentativas, han sido continuamente adaptadas mediante mis propias experiencias y aquellas de otros estudiantes expatriados quienes han aprendido a usar este modelo.

Apostilla

[i] Eileen Lageer, “Poured Out”, His, May 1963, pp.27-28

[ii] T. Stanley Soltau, Facing the Field, Grand Rapids: Baker, 1959, p.51.

[iii] Eugene Nida, Message and Mission, New York, Harper, 1960, p.56.