El lobo morará con el cordero: Una espiritualidad para Liderazgo en una Comunidad Multicultural
by Eric H. F. Law (Chalice Press: 1993)
Reseña del libro: por Ron Benefiel, Presidente del Seminario Teológico Nazarene; Kansas City, Missouri USA
Eric Law es un Sacerdote Episcopal Chino-Estadounidense. El nació en Hong Kong e inmigró a Los Estados Unidos como un adolescente en 1971. El trae a la discusión y comunicación en una comunidad cristiana multicultural un agudo entendimiento de sus dos identidades culturales y la manera en que la gente de esas dos culturas tienden a interactuar entre ellas. El trata el asunto desde varias perspectivas, incluyendo una fuerte confianza en temas bíblicos y teológicos, teoría sociológica y antropológica, y su experiencia personal. Como uno que vivió y trabajó en Los Ángeles la mayor parte de su vida, He encontrado que su trabajo es muy instructivo, así como, de gran ayuda para el ministerio y liderazgo cristiano en una situación multicultural.
Su tesis es que hay diferencias culturales, especialmente entre grupos culturales descendientes del norte de Europa y grupos culturales de color, en lo cual hay una dinámica de poder implícita dónde aquellas con mayor poder generalmente no están conscientes de ello. El basa su discusión teológica en la asunción de que tales diferencias de poder son inapropiadas en La Iglesia. El usa la visión de ¨ El Reino apacible¨ en Isaías para su entendimiento teológico de poder (o falta de poder) en La Iglesia. Esto es ilustrado vívidamente tanto en su título, como en el texto temático encontrado en Isaías 11:6.
¨Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará¨.
La experiencia y entrenamiento de Law, lo guió al entendimiento de que las culturas son muy diferentes, no sólo respecto a religión, lenguaje y roles, pero también con respecto a los rasgos tales como la agresión, expresividad, y compromiso social. La gente de algunos grupos culturales es más bulliciosa, mientras que otras tienden a ser reservadas. Cuando los colocan juntos, aquéllos de algunos grupos culturales tienden a dominar, mientras los de otros grupos tienden a diferir (ceder). Para Law es importante que sus lectores entiendan que, esas características culturales adquiridas, o “cultura interna,” son para la mayoría de la gente las cosas que en la vida se dan por sentado. Es la única manera que conocen. Es lo asumido como interacción apropiada y correcta. Cualquier otra manera de pensar o actuar parecería extraña, curiosa, o incluso censurable. Estas asunciones culturales instintivas son la misma naturaleza del etnocentrismo.
La justicia es esencial para el cumplimiento de la visión de Law acerca de la iglesia como “El Reino apacible”. El define la justicia como “la igual distribución de poder y privilegio”. Por lo tanto, diferencias de poder en la iglesia, sea explicita o implícita, necesita ser desafiada. En “El Reino apacible” la paz no es lograda mediante coerción o control, pero en vez de eso por aquéllos en el poder renunciando a ese poder. Para Law, verdadera paz requiere justicia. Hacer justicia es ser capaz de ver y reconocer la desigual distribución de poder y toma pasos para cambiar el sistema que ha creado y perpetuado la desigualdad.
Law confía fuertemente y da crédito al trabajo de 1989 de Geert Hofstede, Consecuencias de la cultura: Diferencias internacionales en valores relacionados con el trabajo. En ese trabajo, Hofstede desarrolló una “Escala Distancia de Poder” extrayéndolo de su análisis de 40 diversos grupos culturales. La idea de “poder distancia” es que hay diferentes entendimientos culturales de cuanta desigualdad de poder es apropiada dentro de una cultura dada. En culturas de Alto Poder Distancia (APD), la gente tiende a creer que debe haber un orden de desigualdad en el mundo. Grandes diferencias de poder es una parte aceptada de la vida, tanto para el poderoso como para el no poderoso. Estas culturas tienden a tener poco o nada de clase media a través de la cual la movilidad interclasista pueda ocurrir. En contraste, en culturas de Bajo Poder Distancia (BPD) la mayoría de la gente cree que la desigualdad en una sociedad debe ser reducida al mínimo. En estas culturas, la gente con poder trata de aparecer como si tuvieran menos poder de lo que realmente tienen. En culturas de BPD, usualmente hay una muy bien desarrollada clase media, la cual facilita una mayor movilidad interclasista. Sólo la gente a los extremos de una cultura de BPD (muy rica y muy pobre) creen que el sistema no puede ser cambiado para llegar a ser más justo.
Hofstede encontró culturas con Alto Poder Distancia a gente de países que incluyen Filipinas, México, Venezuela, India, Singapur, Brasil, Hong Kong, France, Colombia, Turquía, Bélgica, Perú, Tailandia, y Chile. La lista de Hofstede de culturas con Bajo Poder Distancia incluye gente de Austria, Israel, Dinamarca, Nueva Zelandia, Irlanda, Suecia, Noruega, Finlandia, Suiza, Gran Bretaña, Alemania, Australia, Países Bajos, Canadá, y Estados Unidos.
El valor real del modelo de Hofstede viene dado en su explicación de cómo y por qué las interacciones sociales son diferentes de una cultura a otra. El observa que en culturas con APD, la figura autoritativa es usualmente el líder. El líder típicamente tiene una buena red de gente confiable quienes le dan (usualmente un hombre) el privilegio del liderazgo, y también la información que necesita para liderar. En una reunión, el líder está muy al control de todo. Es por su invitación que otros en la reunión expresan su opinión o información. En el análisis final, cualquier decisión será en gran medida de él hacerla. En contraste, en culturas con BPD las reglas de base son diferentes. Se asume que cualquier persona puede incorporarse libremente al diálogo en una discusión o en una reunión. Reglas de base informales para la interacción permiten a la gente estar libremente en desacuerdo, sin necesariamente, ofender a la persona con quien no concuerda. El líder es visto como el facilitador de la discusión grupal. La decisión final es una que saldrá del grupo a través de un proceso abierto de participación.
Law señala que cuando gente de culturas con BPD y APD están en una reunión juntos, una completamente nueva dinámica se presenta. La gente de culturas con BPD participan en la reunión como normalmente lo harían. Ellos asumen que cualquiera en la reunión que tenga algo que decir simplemente lo dirá. Por el otro lado, la gente de culturas con APD, tienden a cerrarse. Miembros de culturas con APD tienden a esperar un líder autoritario que les diga que ocurrirá y que es lo que deben hacer. La reunión multicultural es confusa para la gente de ambos tipos de cultura. La gente de cultura con BPD se quedan perplejos de por qué la gente de cultura con APD no se unen a la discusión. Ellos probablemente se darán cuenta que los miembros de culturas APD no están participando y tratan de coaxionar su participación diciendo cosas cómo, “Pienso que debemos escuchar de algunas personas que no han hablado todavía”. Mientras tanto, la gente con culturas APD están confundidas porque la gente (de culturas BPD ) están hablando libremente sin que el líder se los haya pedido en forma específica. Asumen naturalmente que los que están hablando tan libremente deben tener una gran porción de poder para hablar como lo hacen. Esto aumenta su sentido de intimidación y su tendencia a cerrarse y diferir hacia otros (BPD) en el grupo.
Los miembros de culturas con BPD, tan sólo comportándose como lo hacen normalmente en reuniones, son percibidos como superiores por la gente de culturas con APD. Al mismo tiempo, usualmente es importante para los miembros de culturas de BPD que aquellos de culturas de APD sean vistos y valorados como miembros iguales con una voz igual. El resultado crea una dinámica de poder que es similar a poner lobos y corderos juntos. La gente de culturas Lobo (BPD) terminan con más poder y generalmente dominan. La gente de culturas Cordero (APD) terminan con menos poder y generalmente difieren. A la larga, la gente de cultura con APD se sienten inseguros e innecesarios por lo que dejan de venir a las reuniones.
El análisis de Law es de mayor ayuda para describir la situación y diagnosticar el problema de lo que es para ofrecer soluciones. Sin embargo, él sugiere algunos ejercicios y procesos de grupo que en su experiencia han ayudado a facilitar la interacción en ambientes multiculturales. Al tal proceso él lo llama “Invitación Mutua”. Siguiendo las reglas básicas para la Invitación Mutua, el líder designado introduce el proceso y entonces comparte sus opiniones en el tema sin proyectarse a sí mismo como un experto. Luego el líder invita a otro miembro del grupo a compartir su punto de vista. La autoridad ahora está en manos de la segunda persona. Después que esa persona ha compartido completamente, él o ella invita a un tercer miembro a compartir y luego ése, invita a otro miembro y así sucesivamente. Este proceso continúa hasta que cada uno ha tenido la oportunidad de participar. Cuando un miembro del grupo es invitado a compartir, él o ella puede ¨pasar¨ pero todavía tiene el privilegio de seleccionar a la persona siguiente a compartir. Law sugiere que tal proceso tiene el efecto de descentralizar el poder mantenido por el líder así como el poder percibido por los miembros de culturas con BPD. En su experiencia, miembros de culturas con BPD pueden hallar que el ejercicio requiera mucha paciencia. El sugiere que la disciplina de la paciencia es necesaria para el desarrollo de una Comunidad Cristiana en “El Reino Apacible” dónde el lobo mora junto al cordero.
Con respecto a la próxima Conferencia teológica Global Nazarene, creo que Hofstede, en su modelo teórico, y Law tienen algo importante para decirnos. Los grupos en la conferencia puede que decidan o no seguir las reglas de “invitación mutua” en sus grupos de discusión. No obstante, creo que Law está en lo correcto cuando nos dice que inevitablemente habrán dinámicas de poder funcionando de las cuales muchos de nosotros de culturas con BPD tendremos la tendencia a ser menos conscientes de ello. A mí me parece que, nuestro andar juntos como un grupo multicultural de cristianos teólogos congregados en comunidad cristiana, va a requerir que seamos sensibles a esas dinámicas y encontremos maneras de desafiar las diferencias percibidas y reales de poder que puedan estar presentes entre nosotros. Le invito a unirse conmigo en oración a la expectativa de nuestro tiempo juntos.